Ciudad de México, 27 de agosto de 2025. – En medio de cuestionamientos sobre el futuro político de la 4T, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo volvió a encender la discusión pública al contrastar dos temas que han marcado la agenda mediática: la casa de Gerardo Fernández Noroña en Tepoztlán y las revelaciones de la DEA sobre Genaro García Luna.
“¿Qué les parece más importante: la casa de Noroña en Tepoztlán —que vive ahí desde hace no sé cuántos años— o que el de la DEA haya dicho que García Luna está al mismo nivel que los otros dos capos?”, cuestionó Sheinbaum desde Palacio Nacional.
El contraste: una casa vs. un narcoestado
Para Sheinbaum, el escándalo mediático en torno a Noroña es una distracción que busca minimizar lo que considera la verdadera noticia: el reconocimiento internacional de que el exsecretario de Seguridad de Felipe Calderón operaba en niveles equivalentes al crimen organizado más poderoso de México.
La mandataria fue tajante: “Hacen un escándalo por lo de Noroña, ¿para qué? Para no hablar de lo otro”.
Los medios bajo la lupa
En un tono crítico, acusó a diversos medios de comunicación de haber sido cómplices del silencio durante el sexenio de Calderón. “La verdad, muchos medios fueron cómplices de no decir nada de lo que pasaba en el periodo de Calderón”, lanzó.
La frase refuerza la narrativa presidencial de que la prensa tradicional busca desviar la conversación pública, instalando temas menores mientras se omiten los señalamientos de fondo sobre la guerra contra el narco y sus protagonistas.
El debate que abre Sheinbaum
La intervención presidencial pone sobre la mesa un dilema político y mediático: ¿hasta qué punto la opinión pública se enfoca en escándalos personales, como la propiedad de una casa, y qué tanto evade hablar de la colusión entre Estado y crimen organizado?
La presidenta vuelve a tensionar la relación con la prensa y plantea una pregunta que resuena: ¿qué historia quieren contar los medios, la de una casa en Tepoztlán o la de un narcoestado bajo Calderón?
¿Tú qué opinas? ¿Sheinbaum tiene razón al acusar a los medios de distraer la atención, o es una estrategia para blindar a los suyos y reescribir la narrativa política?
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