La silueta de un edificio se alzaba en el horizonte de Puerto Morelos, Quintana Roo. Diez niveles, con alberca y vista al mar. Lujo prometido. Naturaleza violentada. Lo que parecía un paraíso en construcción, resultó ser una obra ilegal.
Una promesa de lujo construida sobre la ilegalidad
El pasado 14 de mayo, durante una inspección de rutina, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) detectó la construcción de un desarrollo inmobiliario sin la autorización en materia de impacto ambiental otorgada por la Semarnat.
Se trataba de un edificio de diez niveles con alberca, ubicado en un ecosistema costero frágil, en pleno municipio de Puerto Morelos. Al solicitar los permisos pertinentes, los desarrolladores no pudieron presentar documentación alguna. La respuesta institucional fue clara: clausura total temporal.
El conflicto: turismo vs. ecosistemas
- Construcción sin manifestación de impacto ambiental.
- Ubicación dentro de un ecosistema costero prioritario.
- Riesgo de alteración a flora y fauna marina.
La advertencia institucional
“La construcción ilegal de desarrollos inmobiliarios en las franjas costeras deja graves impactos en los ecosistemas costeros y marinos”, declaró la procuradora Mariana Boy Tamborrell. Añadió que estos proyectos deben contar con autorizaciones que incluyan medidas de mitigación ambiental específicas.
La Profepa continuará con el seguimiento del caso, y no se descarta una denuncia penal si se rompe la clausura impuesta.
Reflexión final
Puerto Morelos se convierte en otro ejemplo de cómo el crecimiento urbano, cuando se da sin respeto a la ley ni al medio ambiente, desemboca en conflicto y destrucción. Esta clausura no solo revela la omisión de los desarrolladores, sino también la urgencia de reforzar la vigilancia ambiental en zonas de alto valor ecológico.
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