La imagen fue impactante: el Buque Escuela Cuauhtémoc, orgullo de la Armada de México, colisionando contra el icónico Puente de Brooklyn. El saldo fue trágico: dos marinos fallecidos y más de veinte heridos.
Pero tras la indignación, surge una pregunta clave: ¿quién tenía el control del buque en ese momento?
El protocolo que no se cumplió
En el puerto de Nueva York, como en muchos puertos internacionales, las maniobras de entrada, salida o desplazamiento de buques grandes deben realizarse con la asistencia de remolcadores piloto o tugboats.
Estas embarcaciones guían y maniobran a los navíos dentro del puerto para evitar accidentes.
La razón es clara: el espacio reducido, la corriente del río, las estructuras fijas como puentes, y el gran tamaño de los barcos hacen que maniobrar por cuenta propia sea riesgoso.
El Cuauhtémoc, por supuesto, acató este protocolo.
Era guiado por una lancha remolcadora asignada por las autoridades del puerto.
Testigos afirman que la lancha guía nunca logró ejercer la tracción necesaria sobre el buque. Lo que empezó como una maniobra de rutina se convirtió en una emergencia silenciosa.
¿Qué falló?
- La hipótesis preliminar indica una posible falla mecánica o eléctrica en el Cuauhtémoc que redujo su potencia.
- Pero también se habla de una deficiencia en la operación del remolcador, que no pudo controlar la deriva del buque.
- Los protocolos obligan al remolque no solo a guiar, sino a mantener el control en caso de contingencias.
Un buque a la deriva, no por culpa propia
El Buque Escuela Cuauhtémoc no navegaba solo. Por regulación internacional, debía ser remolcado.
La responsabilidad de su desplazamiento recaía en la lancha guía. Las autoridades investigan si esta cumplía con las condiciones técnicas adecuadas para maniobrar una embarcación de tales dimensiones.
Reacción oficial
La presidenta Claudia Sheinbaum lamentó profundamente el fallecimiento de los dos miembros de la tripulación.
Agradeció el apoyo del alcalde de Nueva York, Eric Adams, y confirmó que la Secretaría de Marina y el consulado mexicano están atendiendo a los heridos y trabajando en la investigación.
Una reflexión necesaria
Más allá del accidente, el caso del Cuauhtémoc plantea una cuestión más profunda: ¿Están realmente preparados los puertos para manejar de forma segura buques de esta envergadura? ¿Y qué consecuencias hay cuando el protocolo falla, no por quien lo cumple, sino por quien debe ejecutarlo correctamente?
¿Y tú qué opinas? Déjanos tu comentario.
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