Anchorage, Alaska, 15 de agosto de 2025. En medio de un clima gélido y con la mirada del mundo entero encima, Donald Trump y Vladimir Putin se dieron la mano en un encuentro que muchos catalogan como el más tenso desde la Guerra Fría. La escena, cargada de simbolismo, dejó abierta una pregunta: ¿nació ahí el camino hacia la paz en Ucrania o solo se legitimó la narrativa de Moscú?
Una microhistoria que sacude
“No habrá negocios con Rusia hasta que termine la guerra”, dijo Trump frente a las cámaras, intentando mostrarse firme. Sin embargo, bastó que Putin hablara de un “punto de partida para la paz” para que la prensa internacional estallara: ¿cedió Trump a la visión del Kremlin?
Lo que se habló en la cumbre
- No hubo acuerdo formal, pero sí un reconocimiento de la necesidad de diálogo.
- Trump adoptó la idea de Putin de abrir paso a un acuerdo de seguridad colectiva para Ucrania.
- Europa reaccionó con un mensaje unificado: “Apoyamos la paz, pero con Ucrania en la mesa”.
La posición europea
Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Polonia y la Unión Europea emitieron un comunicado contundente: “Las fronteras no pueden cambiarse por la fuerza y las sanciones seguirán contra Rusia”. La presión ahora está en Trump: ¿puede negociar sin romper con sus aliados históricos?
¿Y qué sigue?
Se baraja una cumbre trilateral con Zelensky, respaldada por Europa. El presidente ucraniano ya prepara viaje a Washington para definir si Estados Unidos se convierte en mediador real o simple espectador de una negociación diseñada en Moscú.
Reflexión crítica
Este encuentro deja claro algo: la geopolítica mundial ya no se juega en Bruselas ni en Washington, sino en la franja helada de Alaska. El simbolismo del lugar no es menor: frontera entre Estados Unidos y Rusia. ¿Será recordado como el inicio de una paz duradera o como la rendición diplomática de Occidente?
Esto no termina aquí… y la pregunta queda abierta: ¿Trump realmente busca la paz o solo busca protagonismo político?
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