Esta vez, la montaña no tomó por sorpresa al gobierno de Querétaro. A diferencia de lo habitual, donde los deslaves y tragedias llegan antes que la autoridad, en esta ocasión funcionarios estatales se trasladaron desde ayer a la Sierra Gorda ante el pronóstico de lluvias intensas.
El resultado: un gran deslave en la carretera federal 120, a la altura de Pinal de Amoles, que bloqueó ambos carriles… pero la reacción fue inmediata.
Prevención con botas en tierra
Ante las lluvias acumuladas en los últimos meses, el gobernador Mauricio Kuri González instruyó a su gabinete y a cuerpos de seguridad a trasladarse desde la tarde del miércoles a la zona serrana, previendo posibles afectaciones.
El jueves por la mañana, tras confirmarse el deslave, ya estaban en marcha las labores de retiro de material rocoso. A las pocas horas, se logró habilitar un carril de la carretera SJR-Xilitla en el kilómetro 110+500 para permitir la circulación de vehículos.
“Estamos comprometidos a atender esta contingencia con todos los recursos necesarios”
dijo Mauricio Kuri, al encabezar una reunión con fuerzas armadas, presidentes municipales y su gabinete.
Coordinación temprana… y todavía insuficiente
Durante la reunión de trabajo, el Ejecutivo estatal prometió apoyo a familias afectadas, restablecimiento de caminos, servicios médicos y abastecimiento en comunidades vulnerables.
También llamó a la población a seguir canales oficiales y mantener la solidaridad comunitaria. Se sumaron a esta estrategia autoridades de la zona metropolitana, Ejército, Guardia Nacional y personal de protección civil.
“Nos trasladamos con antelación porque sabíamos que el terreno está saturado y hay riesgo alto de deslaves”,
compartió un funcionario de Protección Civil del estado.
¿Se acabó la cultura de la reacción?
En un país donde las autoridades suelen llegar cuando el desastre ya está hecho, esta vez Querétaro da un giro narrativo: actuar antes que lamentar. Sin embargo, los retos siguen siendo enormes.
La carretera federal 120 es un eje vital para la Sierra Gorda, y aunque un carril fue reabierto, el riesgo sigue latente. La infraestructura sigue siendo vulnerable y la inversión en prevención ha sido históricamente baja.
“Este es un paso, pero no podemos confiarnos”,
advirtió un habitante de Bucareli. “Si las lluvias continúan, otro deslave puede pasar mañana mismo”.
Rumbo a 2027: regiones que exigen planeación, no improvisación
La estrategia temprana de Mauricio Kuri se aplaude, pero también obliga a preguntarse: ¿por qué no todos los gobiernos actúan así? ¿Hasta cuándo la prevención será la excepción y no la regla?
Rumbo al 2027, el electorado ya no se conforma con reacciones emotivas. Exige planeación, resiliencia e infraestructura real. La Sierra Gorda lo está gritando… entre cerros, lluvia y lodo.
Un deslave se puede predecir. La negligencia, no. Hoy hubo prevención. Mañana debe haber transformación.
✍️ Contenido original de EsAhoraAm.com — Periodismo crítico, independiente y ciudadano.
Discussion about this post