No se construye un tren solo con acero y concreto; también se forja con acuerdos, confianza y visión a largo plazo.
Un tramo corto, una apuesta política extensa
La presidenta Claudia Sheinbaum ha colocado al Tren México–Querétaro como eje de su estrategia de conectividad. Pero en su implementación, los 220 km iniciales ya se han convertido en una especie de termómetro político para medir la capacidad del gobierno federal y estatal de ejecutar lo prometido.
El movimiento de Kuri: entre estrategia y urgencia
Al designar a Carlos Alcaraz Gutiérrez como enlace directo con la federación, el gobernador Mauricio Kuri lanza un mensaje claro: este tren no se puede detener por asuntos burocráticos. El relevo en la Secretaría de Gobierno con Eric Gudiño no es un simple cambio de nombres; es la transferencia de una responsabilidad crucial que puede definir la relación entre Querétaro y el gobierno central.
Una vía hacia el desarrollo o hacia la decepción
El país necesita infraestructura, sí. Pero también necesita señales políticas claras. La gente quiere trenes que lleguen a tiempo, pero también decisiones que respondan con transparencia, eficiencia y visión de futuro. La historia nos ha enseñado que no todos los megaproyectos terminan bien. ¿Será este la excepción?
Reflexión editorial
No subestimemos lo simbólico: cada kilómetro recorrido en este proyecto será examinado por los ciudadanos. El cambio de rostros en Querétaro no garantiza el éxito, pero al menos deja ver que algo se mueve. Que así siga siendo, y no solo sobre las vías del tren.
¿Y tú qué opinas? ¿Crees que este proyecto es un parteaguas o solo otro anuncio? Déjanos tu comentario.
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