El 9 de agosto, en un giro trágico para la política ecuatoriana, el candidato presidencial de la alianza Construye-Gente Buena, Fernando Villavicencio, fue asesinado a tiros al salir de un mitin político.
Villavicencio, de 59 años, destacaba en su carrera no solo como político, sino también como activista y periodista. Conocido ampliamente por su lucha incansable contra la corrupción, el asesinato ha dejado un vacío y muchas preguntas en vísperas de las elecciones del 20 de agosto.
El presidente en funciones, Guillermo Lasso, ha apuntado al crimen organizado como el principal sospechoso detrás del asesinato.
Sin embargo, Patricia Villavicencio, hermana del fallecido, acusó directamente al Gobierno, alegando que no se proporcionó la seguridad adecuada a Fernando, pese a que era de conocimiento público que había recibido amenazas.
Horas antes de su fatal desenlace, Villavicencio expresó su preocupación sobre la situación en Ecuador, afirmando que el país «está secuestrado por las mafias de la cocaína, de la minería ilegal y de la corrupción».
La investigación sobre el asesinato está en marcha, mientras que la sociedad ecuatoriana, aún en shock, espera respuestas y justicia.
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