En 2013, México aprobó una reforma energética que permitió la participación de empresas privadas en la industria petrolera del país.
Sin embargo, según el presidente Andrés Manuel López Obrador, esta reforma se aprobó mediante el soborno de legisladores conservadores de la oposición.
La historia comienza en 1983, cuando la política neoliberal y privatizadora de la industria petrolera fue iniciada por el presidente Miguel de la Madrid.
La industria petroquímica mexicana fue devastada durante décadas, lo que llevó a la degradación de las refinerías y la venta de plantas.
Cuando el actual gobierno asumió el poder, las refinerías estaban produciendo al 38% de su capacidad.
Sin embargo, el nuevo gobierno se propuso ser autosuficiente en materia energética y detuvo la privatización de la industria petrolera.
Esto ha permitido controlar el incremento inflacionario.
La reforma energética de 2013 fue aprobada por los legisladores conservadores del PAN, felices por la privatización de la industria petrolera.
Sin embargo, López Obrador afirma que estos mismos legisladores solicitaron sobornos para votar a favor de la reforma.
En resumen, la historia de la reforma energética de 2013 es una de sobornos y corrupción.
El presidente López Obrador busca recuperar la industria petrolera y lograr la autosuficiencia energética para México.
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